La pandemia que le ha dado el verdadero inicio al siglo ha traído una lista larga de problemas, el más grave por supuesto las dolorosas bajas alrededor del planeta , que muchos ven desde las estadísticas porque tal vez la muerte no les toca las puertas, y las estadísticas nos dicen que solo el 0.4% de la humanidad está contagiada y solo el 0.01% ha fallecido a partir de la enfermedad, los afortunados que no han llorado la partida de seres queridos, sufren el segundo problema de más impacto, la economía. Todos los factores avocaron una tragedia económica de las peores de las que se tengan memoria, con unas variables muy difíciles de controlar. La industria TI va saliendo bien librada, los indicadores de crecimiento y empleo si bien no crecen ni de cerca al ritmo en que venían, para muchas empresas por lo menos se han mantenido o han disminuido muy poco, otras corren la suerte de muchas compañías en el planeta que empiezan a desaparecer, por otro lado aunque las estadísticas de desempleo empeoran, la industria TI tiene cifras de ocupación estables. Sin embargo la dinámica corporativa y la recesión que se desencadenó por la pandemia obliga a que la industria TI tenga que re plantear su estructura. En todo el planeta se habla de reinvención, de innovación en tiempo de crisis, de replantear modelos que habían funcionado hasta que inició la pandemia, es un reto grande, la toma de decisiones implican afectaciones a muchos niveles dentro de las corporaciones. Pero ya hemos visto muchas veces que los efectos de la moda mediática son pasajeros, la pandemia nos va a acompañar muchos meses más, y podemos aprender de situaciones que aunque tenían circunstancias diferentes generaron escenarios como el que estamos viviendo, por ejemplo en las postguerras donde el concepto no fue reinvención, fue más acertado pensar en adaptación. Pensar en reinvención nos hace mirar muchas veces hacia la creación de productos o servicios nuevos, a realizar cambios fuertes sobre lo ya construido, a implementar variaciones que pueden tomar tiempo, en cambio, la adaptación tiene una naturaleza más pragmática, menos invasiva. Adaptar nuestra operación a los factores actuales puede marcar la diferencia entre sobrevivir o perecer, adaptarse es entender el factor provisional que tiene la pandemia, dejar el capitalismo oportunista en el que nos montan los medios y los grandes jugadores y solidarizarnos con la realidad, la recuperación económica va a tomar tiempo y debemos conservar el espíritu colaborativo de los primeros meses de confinamiento, debemos entender que la ley del más fuerte no aplica, funcionará mejor la adaptación que le permita a las empresas fuertes y a las empresas débiles vivir un día más, el 2020 y el 2021 deben pasar a la historia como los años en que nos olvidamos del capitalismo, en que no nos reinventamos de forma oportunista, años en donde el objetivo principal fue sobrevivir y adaptarnos de la mejor manera para ayudar a la sobrevivencia de los demás, 2020 y 2021 deben ser recordados como los años en que la adaptación a un turbulento medio cambiante le dio oportunidades justas a todos.
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Y si no me reinvento, qué?
